7 de abril de 2013

Segunda Oportunidad - Parte IV

La clase entera quedó en silencio y se giró al ver que Laura entraba en el aula. “Genial, ahora todo el mundo está pendiente de mí, justo lo que quiero”, pensó. Cerró los ojos un instante, tragó saliva, respiró hondo y se acercó hasta la profesora, que le esperaba pacientemente. Notaba que sus mejillas iban ruborizándose conforme entraba y estaba segura de que para el momento en el que llegó junto a la profesora su rostro estaría ya completamente rojo.

- Hola. – Le saludó en la profesora para que sólo ella la oyese – Laura, ¿verdad? Yo soy Clara, seré tu tutora lo que resta de curso. – extendió una mano hacia ella, Laura simplemente asintió y le estrechó la mano a forma de saludo. Los cuchicheos habían vuelto al aula, podía escuchar algunas palabras sueltas. Algo sobre su pelo, algo sobre cómo llevaba la ropa y alguna palabra como “adoptada” y el nombre de su nueva madre aparecían entre el murmullo.

- Silencio, chicos. – instó la profesora cambiando su semblante de cordial a autoritario – como veis ya tenemos a nuestra nueva compañera con nosotros, ¿quieres presentarte? – volvió a parecer cordial al mirarla y con un gesto de la mano le indicó que se dirigiese al resto de sus compañeros.

Laura se mordió la parte interior del labio con nerviosismo y se giró para ponerse de frente a sus compañeros de clase. Algunos la miraban de forma burlona, sobre todo los chicos que estaban en la parte trasera del aula, otros la miraban expectante. Sin embargo, su mirada se detuvo en la de Marta, ésta sonreía y al ver eso le dio el empujón que necesitaba para ponerse a hablar. Respiró hondo una vez más y, con una sonrisa, empezó a hablar, aunque realmente no sabía qué decir.

- Bueno, eh… Hola. Mi… Mi nombre es Laura. – volvió a respirar hondo y volvió a mirar a Marta, que le guiñó un ojo, con lo que Laura no pudo evitar sonreír – no sé qué decir, nací en Madrid y tampoco quiero contar realmente mi vida. – miró a la profesora intentando que le dejase por fin sentarse.

- Puedes sentarte.

Laura miró alrededor buscando un hueco libre junto a Marta, pero el único sitio que quedaba era uno en segunda fila junto a la ventana. Fue rápidamente hacia allí y saludó a su nuevo compañero de mesa con una sonrisa. Era un chico de pelo rubio corto, unos intensos ojos azules y bastante corpulento. Al llevar manga corta se podía ver que trabajaba los músculos de los brazos, por lo que Laura supuso que iba al gimnasio. Cuando se sentó, a la izquierda de él, pudo ver que en la parte superior del brazo tenía un tatuaje. Sólo se podía ver la parte más baja del mismo, pero se veía con claridad que el tatuaje era un típico tribal, aunque seguro que le lucía bastante bien.

- Así que no quieres contar nada sobre tu vida, ¿verdad? – susurró el chico para que la profesora no le escuchase, pues ya había empezado con su lección. – Una chica misteriosa, me gusta. – le ofreció a Laura una sonrisa que hubiese paralizado a cualquier chica.

- Guárdate esa sonrisa para otra, conmigo no te va a funcionar. – le contestó Laura de mal humor, ni siquiera sabía por qué. Acto seguido se arrepintió de haberle replicado así, pero el poco orgullo que conservaba le hizo morderse la lengua.

- Tranquila, fiera, no hace falta que me muerdas. – dijo él sin borrar esa sonrisa de su rostro. – Venga, volvamos a empezar. Bienvenida a este instituto y bienvenida a la clase de la maravillosa profesora Clara, la más divertida de todas las profesoras del mundo. – Laura no pudo evitar reír ante eso, lo que le valió una mirada acusadora de la profesora. Le sorprendió que no le dijera nada, estaba segura de que si hubiese sido cualquier otro el que se hubiese reído así, Clara no se hubiese quedado callada. – Mi nombre es Leo. – dijo extendiendo la mano por debajo del pupitre para presentarse. Su encantadora sonrisa seguía en su rostro, aunque esta vez Laura la vio con más agrado que antes.

- Gracias por la bienvenida, Leo. – le contestó con una sonrisa divertida en su rostro y mirándole a los ojos, era difícil dejar de mirarlos. Igual no resultaba ser el idiota engreído que parecía a simple vista.

El grito de la profesora diciendo el nombre del chico trajo a Laura de vuelta a la realidad y miró al frente, soltándose rápidamente de la mano de Leo, de nuevo totalmente ruborizada. Toda la clase estaba mirando hacia ellos, ¿cuánto tiempo había pasado mirando esos ojos sin darse cuenta de lo que ocurría a su alrededor?

2 comentarios:

  1. OUHMAIGAD. VALE, SÍ, ES MI FAVORITO A LA DE YA. LEOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO *---* ME ENCANTA SU PERSONALIDAD, DIOS. GRRRRRRRRRRRR. Me ha gustado mucho este capítulo, Laura empieza a conocer a gente interesante jiji :3 Espero más ^^

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  2. Uhhh que interesante está ahora la historia *-* Leo me encanta, su personalidad y cómo se comporta con Laura djddkkxnnsjdds Tienes que seguir, tengo que saber qué va a pasar ddjkmmmddss

    Besos gigantes, María :3

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